NOTA
miércoles, 18 de junio de 2025
viernes, 13 de junio de 2025
miércoles, 11 de junio de 2025
Un libro recoge los mejores relatos dedicados al Cantábrico - «La Nueva España»
martes, 10 de junio de 2025
viernes, 6 de junio de 2025
Presentación el Domingo en el Casino de Navia del Libro de Relatos Cortos "El Cantábrico, Mar de Vida" - «ORT | SER Occidente»
miércoles, 4 de junio de 2025
Empiezan a llegar a Lastres los bloques de hormigón que protegerán el puerto - «LA NUEVA ESPAÑA»
lunes, 2 de junio de 2025
SALVAMENTO HEROICO EN GIJON 1913, siendo uno de los supervivientes vecino de ORTIGUERA
El práctico Antonio Losada se jugó la vida para rescatar a los tripulantes del «García número 1», que se fue a pique el 10 de diciembre de 1913
El salvamento marítimo más heroico habido en aguas de Gijón cumple hoy noventa y nueve años. El capitán de la Marina Mercante Antonio Losada de la Nava, práctico de guardia en aquella noche del 10 de diciembre de 1913 de tremenda marejada en el Cantábrico, lideró la operación que permitió salvar a toda la tripulación del barco «García número 1», de 210 toneladas de desplazamiento, que salía del muelle sobre las diez de la noche hacia Santander con carga que había tomado en transbordo del vapor «Segundo».
Antonio Losada, que llegó a ser práctico mayor del Puerto de Gijón, fue galardonado con la medalla de plata de la Sociedad de Náufragos, que contaba con el patronato de la Reina de España, y condecorado por el Rey con la cruz de primera clase del Mérito Naval. Los intentos de sus descendientes para que la ciudad de Gijón conceda una calle al ilustre marino han sido, hasta ahora, infructuosos. La anterior alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso, no respondió a la solicitud, y otro tanto ha hecho la actual, Carmen Moriyón. Sólo la ex concejala Carmen Alsina acusó recibo de una carta que se le envió.
En la noche de aquel día la mar, tranquila durante las horas diurnas, se fue encrespando con el cambio de marea. El vapor «García número 1», con diez tripulantes a bordo, zarpó hacia el puerto de Santander. Cuando había revirado la punta de Lequerica, de forma repentina, le falló uno de los guardines, con lo que el timón quedó entonces inutilizado. Al darse cuenta de la situación el patrón del barco, Silverio Suárez, ordena dar máquina atrás. El barco, sin embargo, estaba sin gobierno, por lo que quedó a merced de las corrientes, que lo fueron llevando hacia el Serrapio de Tierra, al sur de la baliza de ese bajo. Los embates de la mar fueron provocando tumbos en el barco hasta que quedó varado en dirección sur. Según avanzaba la pleamar, el agua iba cubriendo el barco, por lo que el patrón dio orden de hacer sonar la sirena en demanda de auxilio.
Marineros que estaban en Lequerica y que observaron el siniestro acudieron rápidos al muelle en demanda de lanchas y de chalecos salvavidas, en aquellos tiempos, de corcho. Antonio Losada, práctico de guardia que también actuaba de amarrador, observó también la difícil situación del «García número 1» y se dirigió hacia la zona en una lancha de su propiedad acompañado por los marineros de servicio. La noche cerrada y la fuerte marejada hacían difícil el traslado hacia la zona en la que el barco estaba embarrancado. La lancha, como era normal en la época, era de remos, lo que puede dar idea de lo arriesgado del rescate.
Casi a la vez se hizo a la mar una trainera patroneada por el conocido marino gijonés Juan Laviada, a quien acompañaban jóvenes marineros de Cimavilla prestos a colaborar en el salvamento. El oleaje impedía a las dos lanchas acercarse al barco siniestrado, cuyos tripulantes lanzaban gritos en demanda de auxilio. Por fin, en un momento de calma, la trainera de Laviada logra acercarse y rescatar del agua a un marinero vecino de Ortiguera, Bernardo García, que se había lanzado a ella cuando vio cerca la embarcación. Con el marinero a bordo, la trainera regresa a la dársena de la que salía la balandra «María Luisa», llevada por su patrón y ocupada por marinos vizcaínos tripulantes de barcos surtos en Gijón.
Entonces la lancha patroneada por Antonio Losada había logrado arrimarse al «García número 1» y rescatar con vida a siete tripulantes, que fueron trasladados sanos y salvos al muelle, donde recibieron las atenciones necesarias. La «María Luisa», por fin, rescató al fogonero y al capitán del barco embarrancado, ya que se habían mantenido a bordo. A las cinco de la madrugada el barco se fue a pique, con las consiguientes pérdidas económicas, calculadas entonces en cien mil pesetas. Estaba sin asegurar.
Por José GONZÁLEZ