Ya que en este blog se ha descrito la poco conocida isla de SÁLVORA, en las Rías Bajas, a continuación se presenta un pequeño, original, aislado y poco conocido archipiélago, en el Mediterráneo: las islas COLUMBRETES con aguas cristalinas, ricas en fauna y algas.
El autor de esta da fé de su belleza y atractivo, por haber
pernoctado allí fondeado (amarrado a boya) en varias ocasiones.
El fondeo solo se permite en las boyas destinada a ese fin,
pidiendo el permiso a la guardería de la reserva, en la isla Grosa. No se puede
desembarcar salvo previa autorización y acompañados uno de los referidos
guardas (C9 de VHF). Tampoco la pesca. Para el buceo autónomo es preciso
gestionar la autorización en la oficina de Castellón. No se admiten visitas a
tierra en diciembre, enero, febrero.
”CENTRO DE
INFORMACIÓN DE LA RESERVA NATURAL DE LAS ISLAS COLUMBRETES”
parque_columbretes@gva.es Tel.
964 376 400
Su nombre proviene de los
primeros navegantes, griegos y latinos, que las incluyen a sus cartas con el
nombre de Ophiusa o Colubraria, admirados por la abundancia de serpientes que
allí encontraron. Se incendia la isla para acabar con las víboras (las últimas
fueron vistas a finales del siglo XIX). Visitadas únicamente por pescadores,
contrabandistas y piratas hasta principios del siglo XIX, la colonización del
archipiélago se produce a mediados del siglo XIX con la construcción del faro
de la isla (1856-1860). Para el servicio del faro se desina allí a un farero,
al que acompaña su familia, dado que los relevos son cada varios meses. Existe
en la isla Grosa un pequeño cementerio.
La vida de los fareros era
extremadamente dura dado su aislamiento. Las comunicaciones con tierra (puerto
de Castellón), se reducían al barco de suministros, una vez al mes, si la mar
lo permitía. Para las informaciones se usaron palomas mensajeras y helióstatos,
hasta que en 1921 se estableció un sistema de radiotelegrafía y sus posteriores
actualizaciones tecnológicas.
En 1975, se
automatiza el funcionamiento del faro lo que produce el abandono
de las familias de fareros que la habitaban.
En tiempos fue utilizado como
blanco de prácticas de artillería, aérea y naval.
Las Columbretes se presentan
como uno de los pequeños espacios insulares de mayor interés ecológico del
Mediterráneo. Están formadas por una serie de islotes y escollos situados a 30
millas de la costa de Castellón, al este del Cabo de Oropesa y reunidos en 4
grupos, a los cuales les da nombre la mayor de cada una de sus islas: l’Illa
Grossa, que es la única habitada (por dos guardas de la reserva), la Ferrera, la
Foradada y el Carallot. Asentadas sobre un fondo situado a unos 80 metros de
profundidad, las Columbretes representan el mejor ejemplo de vulcanismo de
nuestra tierra. Destaca l’Illa Grossa, formada por diversos cráteres
encadenados, y el Carallot, que, con sus 32 metros de altura sobre el mar, es
el testimonio geológico de los restos de la chimenea central de un volcán. La
Reserva Marina que rodea el archipiélago actualmente tiene una superficie de
5.543 ha.
VIDA EN LA
TIERRA Y EN EL MAR
Está dominada por las colonias
de aves marinas nidificantes. La gaviota de Audouin, la pardela cenicienta, el
halcón de Eleonor y el cormorán moñudo, encuentran en estas islas el único
punto de nidificación de la Comunidad Valenciana. Entre los animales destaca,
sobre todo, el grupo de los artrópodos con 10 insectos endémicos. La
singularidad faunística culmina con la presencia de una especie endémica de
lagartija.
El interés de las islas se multiplica cuando nos sumergimos en sus fondos marinos. La complicada topografía de esos fondos marinos, llenos de escollos, bancos y bajos es el refugio natural para muchas especies sobreexplotadas por la pesca en nuestro mar. Además de una excepcional riqueza de especies y variedad de comunidades bentónicas, aparecen singularidades como el coral rojo y el alga Laminaria redriguezi, muy escasa en nuestro mar.
CARTOGRAFÍA