La Rueda de Falkirk, un ascensor de barcos para
el siglo XXI
Las dificultades con las que se encontraba el tráfico marítimo que unía la
costa este de Escocia con América a través de las difíciles aguas del mar del
Norte, llevó a la Royal Navy en el siglo XVIII a buscar una alternativa que
evitara este rodeo. La solución, crear un canal navegable de 105 kilómetros
entre Inverness en la costa este y Fort William en la costa oeste de Escocia.
El canal de Caledonia, como fue bautizado, fue
diseñado por el ingeniero Thomas Telford y construido entre 1803 y 1822 con un
coste de 840.000 libras de la época. Tan solo un tercio de su distancia era
artificial, mientras que el resto estaba formado por los lagos Dochfour, Ness,
Oich y Lochy. El canal no fue el éxito comercial que sus creadores esperaban;
era demasiado estrecho y poco profundo, y cuando se mejoró coincidió con la
llegada del ferrocarril.
Al canal de Caledonia se unieron con el tiempo los canales de Crinan, Monkland, Forth
& Clyde y el canal de la Unión. Estos dos últimos se
encontraban unidos mediante un enlace formado por 11 esclusas, pero en la
década de los años 30 del siglo pasado cayó en desuso y fue rellenado con
tierra. Aunque la la sociedad pública de canales, la British Waterways
Board, tenía intención de recuperar los canales y su conexión a finales del
siglo pasado, faltaba el dinero para poder llevar adelante el proyecto.
Y este apareció en 1993. La Comisión para el Milenio se
constituyó ese año como un ente encargado de repartir el dinero ganado con la
venta de lotería. En cuanto se juntaron los fondos suficientes, la Comisión
solicitó la presentación de proyectos remarcables para conmemorar la llegada
del nuevo milenio, siempre con la condición de que solo aportaría la mitad del
presupuesto, siendo el resto cubierto por la participación de otras entidades o
ciudadanos.
En 1997 la Comisión aprobó el proyecto de restauración de los canales,
poniendo 32 millones de libras del presupuesto, el 42% de los 78 millones
necesarios para completar la obra, siendo el resto cubierto por autoridades
locales, la Red de Empresas Escocesas y el Fondo Europeo de Desarrollo
Regional. El proyecto no se quedó solo en devolver los canales a su estado
original, si no que se decidió crear una estructura digna del siglo XXI en vez
de las tradicionales esclusas para elevar los barcos entre los canales,
la Rueda de Falkirk.
Una joint venture formada por Morrison Construction y Bachy
Soletanche se llevó el contrato para el diseño de la rueda, que
plasmaron como una noria con cuatro góndolas. Aunque el diseño era funcional,
no era la pieza icónica de ingeniería que la British Waterways Board estaba
buscando, así que juntó un equipo de veinte ingenieros y arquitectos bajo el
mando de Tony Kettle, de RMJM (Robert Matthew
Johnson Marshall), una de las mayores firmas de arquitectura y diseño del
mundo.
Basándose en la idea original de la noria, el nuevo enfoque de Kettle se dirigió hacia las norias hidráulicas que elevan con cubos el agua del curso de un río o canal hasta un conducto distribuidor gracias a la propia fuerza del curso mediante paletas o bien mediante tracción animal. En este caso, la noria solo tendría dos recipientes, que se mantendrían llenos de agua (o el peso equivalente si llevaban barcos) y girarían accionadas por motores, mientras que la imagen final de la rueda estaba inspirada por un hacha celta doble, la hélice de un barco o el costillar de una ballena.
El nuevo diseño convenció a la comisión y la empresa Butterley Engineering se encargó de la ingeniería y construcción de la rueda en sus talleres de Ripley (Derbyshire, Inglaterra). En 2001, una vez terminada, la rueda se trasladó desde allí en piezas a bordo de 35 camiones 450 kilómetros por carretera hasta su emplazamiento final. Para su construcción se utilizaron en total más de 2.000 toneladas de acero ó 14.000 pernos, y trabajaron en la obra más de 1.000 personas. Tras cuatro años de planificación y construcción, la Rueda de Falkirk fue inaugurada el 24 de mayo de 2002 por la reina Isabel II dentro de los festejos por sus Bodas de Oro en la Corona.
La Rueda de Falkirk
El ascensor de barcos de la Rueda de Falkirk conecta el canal Forth y Clyde con el canal de la Unión, salvando una distancia vertical de 24 metros. La rueda, con un diámetro total de 35 metros y una longitud de 28 metros, gira 180º en menos de cinco minutos, haciendo girar y elevando los cajones en los que se suben embarcaciones de hasta 20 metros de eslora por 4 metros de manga.
Juan A Oliveira es el responsable de las Áreas
de Ingeniería Naval Aplicada y Estructuras en CT Ingenieros. Desde 2013 edita y
coordina el blog de temática naval vadebarcos.net.