Historias de supervivencia en el mar que nos muestran como el ser humano es capaz de adaptarse y soportar las más duras condiciones de supervivencia.
Álvar Núñez Cabeza de Vaca (finales siglo XV) cuenta la historia de los cuatro supervivientes
de la expedición española a Florida donde quedaron prisioneros de los indios
durante 8 años y lograron atravesar a pie todo el suroeste americano o la
historia del escocés Alexander Selkir quien se convirtió en el
náufrago más famoso de la historia gracias a la novela «Robinso Crusoe» a
la que inspiró su naufragio después de haber permanecido cuatro años y cuatro
meses aislado en una isla desierta.
Ahora, en este artículo nos centramos en algunos casos
más recientes de historias de náufragos que han logrado sobrevivir a
excepcionales y duras condiciones de supervivencia.
1.-STEVEN CALLAHAN, 76 DÍAS EN UNA BALSA
SALVAVIDAS:
El navegante solitario Steven Callahan naufragó
en 1982 mientras cruzaba el Océano Atlántico rumbo a la Antigua, tan solo siete
días después de haber dejado la Isla del Hierro desde las Islas Canarias.
El “Napoleon Solo” era un barco de diseño y construcción propia de tan solo 6,5 metros de eslora. El 29 de enero, durante una pequeña tormenta, el barco sufrió una colisión con una ballena produciendo una fuerte vía de agua que llevó a que el “Napoleon Solo” se hundiera inevitablemente en medio del Océano Atlántico. Antes de hundirse el barco, Callahan tuvo el tiempo suficiente para poder hinchar la balsa salvavidas y meter a bordo algo de equipo de emergencia, pudiendo salvar un kit de primeros auxilios, cartas náuticas, bengalas de humo, un saco de dormir, un arpón, un cojín, algo de comida, 4 litros de agua, dos destiladores solares y el manual de supervivencia de Dougal Robertson.
La balsa salvavidas ayudada por los vientos alisios y por la Corriente Ecuatorial Sur, recorrió más de 1.500 millas a través del Océano Atlántico durante 76 días de pura supervivencia. Cuenta como tuvo que recolectar agua de la lluvia, pescar y cazar aves para poder sobrevivir. Durante los 76 días que duró su naufragio divisó algunos buques pero estos no lograron ver las bengalas y señales efectuadas desde la pequeña balsa salvavidas.
El 20 de abril de 1982 consiguió divisar el horizonte
de la Isla de Marie Galante, al suroeste de Guadalupe y con la ayuda de un pescador
finalmente pudo llegar a tierra.
Tras esta dura experiencia, Steven Callahan transforma
su vida y empieza a escribir libros de supervivencia, destacando “Adrift,
Seventy Six Days Lost at Sea”.
2.-BILL Y SIMONE BUTLER: 66 DÍAS DE
SUPERVIVENCIA EN EL MAR
La pareja norteamericana William Butler de 60 años y
Simone Butler de 52 años vieron como su embarcación “Siboney” de 38 pies de
eslora se hundía el 15 de junio de 1989 a 1200 millas al suroeste de Costa Rica
después de colisionar de noche contra un grupo de ballenas y de recibir un
fuerte coletazo en el costado de babor del barco de una de ellas, abriendo una
rápida y grande vía de agua.
Bill y Simone Butler pudieron sobrevivir a bordo de su
balsa salvavidas durante 66 días y en la que solo tuvieron 15 minutos de
tiempo para poder hinchar la balsa salvavidas y meter dentro una potabilizadora
manual PUR Survivor 34, cinco latas de comida, dos cajas de galletas, un bote
de mantequilla de cacahuete, dos bidones de agua y algunos aparejos para la
pesca. También llevaban a bordo de la balsa dos mantas, un cuchillo, un compás
y tres bengalas.
Racionando la comida que llevaban a bordo pudieron
alimentarse durante los primeros 30 días, el resto tuvieron que sobrevivir a
base de pescado crudo, una tortuga que cogieron con sus propias manos y tres
litros de agua diaria que podían hacer gracias a su potabilizadora portátil.
66 días después Bill y su mujer fueron rescatados por
una patrullera de Costa Rica a tan solo 13 millas de la costa.
3.-JOSÉ SALVADOR ALBARENGA: 13 MESES A LA
DERIVA EN EL OCÉANO PACÍFICO
Dos pescadores salvadoreños desaparecieron en
diciembre de 2012 pocos días después de haber puesto rumbo desde Chiapas,
Méjico a El Salvador en un barco de pesca de tiburones.
Su embarcación, una pequeña motora de 7 metros de
eslora quedó averiada y sin ningún sistema de propulsión después de sufrir una
dura tormenta, quedando a merced de las corrientes del Pacífico que durante más
de un año lo desplazaron a lo largo de 6.700 millas hasta llegar el 30 de enero
de 2014 a las Islas Marshall.
Solo José Salvador Albarenga logró sobrevivir a base
de pescado crudo, aleta de tiburón, tortugas, pájaros pequeños y bebiendo agua
de la lluvia y sangre de tortuga cuando las lluvias escaseaban. Su compañero de
pesca Ezequiel Córdoba de tan solo 15 años de edad murió 4 meses después de
quedar a la deriva al perder la esperanza y no ser capaz de resistir las duras
condiciones de supervivencia, muriendo de sed y hambre. Después del
fallecimiento de Ezequiel, Alverenga dijo haber estado a punto de suicidarse
pero que su fe religiosa y el amor hacia su familia le hicieron mantenerse con
vida.