Nuestro Secretario, Juan Méndez Castrillón, amplía esta anécdota citada que él personalmente oyo contar al propio Alfredo. A ésta le habría que añadir la conversación que tuvieron los dos ya en el agua. Era algo así:
Alfredo.- Luciano, tú eres buen nadador; nada y salva la vida, que yo muero aquí.
Después de bastantes discrepancias, Luciano, emprendió la singladura a nado hacia la orilla. El propio Alfredo, lo vio hundirse en la mar. Él, espero allí, sin esperanzas de ser rescatado y lo fue horas después, con graves síntomas de hipotermia. El estado de la mar era tan malo que solamente apareció el motor de la lancha en la playa de Arnelles, unos días más tarde.
Nuestro Presidente, J.Manuel Peláez, hace referencia a que el citado barco pertenecía a la Sociedad Fernández y Peláez y en compañía de "El Recalde", "El Rosario" y "El Gijón" entraban habitualmente al puerto de Navia con diferentes mercancías: trigo, madera, abonos, etc. Sus patrones, al igual que Alfredo, sabían a la perfección los derroteros adecuados para entrar a la Ría de Navia, conocida en el Cantábrico por su peligrosidad en tiempos de mala mar.